lunes, 31 de enero de 2011 | By: Club Xadrez Bueu

Liga de 1ª División-Rolda 4 (29/01/2011)

EL MAL DIA LLEGÓ

La jornada pasada no merece comentario alguno. Y aún menos mal que a mi me
vió la virgen. ¿Alguien me puede explicar como puedo jugar Cxd4 cuando estoy
harto de jugar por internet Dh4 en esa misma posición?

Pero pensemos en las siguientes. Ahora viene el Pera, mi fruta preferida,
je.

Disfrutemos de algunas anécdotas famosas:

1-       Esta curiosa conversación ocurrió en una partida entre el soviétivo
Isaak Boleslavsky y el argentino Miguel Najdorf:

Najdorf : ¿Da usted la partida en tablas?

Boleslavsky : ¡No!

Najdorf, algo pensativo : ¿Juega usted para ganar?

Boleslavsky : ¡No!

Najdorf : ¿Juega usted para perder?

Boleslavsky : ¡No!

Najdorf : ¡Bien!, ¿Que quiere usted pues?

Boleslavsky : ¡Jugar!


2-  El maestro alemán Fritz Sämisch era muy famoso por las simultaneas a la
ciega que daba, a las que acudía gran número de público.

             En una de estas sesiones se encontró con una anciana que había
acudido a ver el espectáculo, esta empezó a mirarle desde todos los ángulos
y tras estar unos minutos observándole se dirigió a su vecino más próximo,
comentándole : "¡Óigame usted!. ¡Este hombre es un tramposo!. ¡Le vengo
observando hace un rato y he visto con seguridad que no es ciego!.

3-            En el Torneo Internacional de la ciudad alemana de
Röchlingwerken se produjo una cómica situación.

            Según cuenta Gerhard Henchel, en el primer tablero jugaba un
fuerte jugador francés contra un jugador local. Estaban jugando una variante
de la Defensa India de Rey y en la apertura habían hecho un intercambio de
Damas.

            Entre los aficionados que miraban la partida hubo uno que
exclamó: "Que flojos son estos dos jugadores", todo el público se giro a
mirarle atónito. Este aficionado apostilló en voz alta, para que le pudiesen
oír los dos jugadores: "No miren ustedes. Son muy malos, y los dos ya han
perdido su Dama !"

4-             En el Torneo Interzonal de Saltsjöbaden de 1948 a Najdorf le
tocaba enfrentarse con uno de los 3 mosqueteros suecos: Gösta Stoltz.

             Najdorf sabía de la dependencia del alcohol de su rival y
cuando se lo encontró al mediodía en la cafetería del hotel vio una
oportunidad de allanar el terreno de su futura partida. Najdorf empezó a
invitar a una copa tras otra a Stoltz, tras esto Najdorf se fue a comer
pensando que su rival no estaría en condiciones de rendir en la partida que
comenzaría esa misma tarde.

             Para sorpresa del argentino-polaco su rival jugó de manera muy
precisa y le puso en muchos problemas. En la jugada 42 Stoltz le ofreció
tablas, cosa que Najdorf aceptó rápidamente.

             Stoltz le comentó irónicamente a Najdorf:

- Le he propuesto tablas, aunque estoy mejor, porque si usted no me hubiese
invitado hoy no habría podido jugar.

5-  Estamos en el torneo internacional de Bled 1961, el soviético Efim
Geller se enfrenta al yugoslavo Mijo Udovcic.

             Udovcic busca desconcentrar a Geller fumando un puro y
echándole el humo a la cara. Geller, cansado de esta situaicón, expresó sus
quejas al arbitro principal del Torneo.

             El árbitro se lo tomo con humor y recordando la manía del
campeón del Mundo Emanuel Lasker de fumar habanos en sus partidas le comentó
a Geller:

- No debe usted preocuparse... ¡puesto que Udovcic no juega como Lasker!

6-      Esta anécdota muestra el enfrentamiento entre dos personalidades muy
fuertes, la de Wilhelm Steinitz y la de Joseph Henry Blackburne. 

         Steinitz tenía la mala costumbre de escupir durante las partidas
con la intención de molestar y desconcentrar a sus rivales, llegando a
hacerlo directamente contra su contrincante. Blackburne, todo un caballero
británico, no pudo soportar tal afrenta y decidió tomarse la justicia por su
mano arrojando a Steinitz por la ventana. Por fortuna la partida se estaba
jugando en un primer piso y Steinitz salió indemne del altercado.



¡Mucho ha cambiado el ajedrez!! Ahora lo más que te hacen es tirar las
piezas (qué se lo digan a Ramón).


Esta vez, así no han sido las cosas y no se las hemos contado (pa lo que
había que contar).

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